¿Los hoyos son objetos o atributos?

En la literatura sobre la ontología de agujeros, se suele usar la invalidez de argumentos del siguiente tipo para argumentar que los hoyos no tienen ubicación espacial y, en última instancia, no son objetos:

1. Hay un hoyo en mi playera.
2. Mi playera está en mi mochila.
Por lo tanto, hay un hoyo en mi mochila.

Según estos filósofos – los que defienden que los hoyos no tienen ubicación espacial – este argumento es una falacia de equivocación. La razón por la cual este argumento es inválido es porque la primera premisa no dice que el hoyo está ubicado en la playera, sino algo así como que la playera está perforada, es decir, tiene el atributo o propiedad no-relacional de tener-un-hoyo. En otras palabras, dentro de la propiedad de tener-un-hoyo no podemos separar el hoyo del tenerlo: tener un hoyo no es estar relacionado, de ninguna manera, con un objeto, que es el hoyo que se tiene. La segunda premisa, en cambio, sí dice que la playera está ubicada dentro de la mochila, así que el “en” en la premisa uno y la premisa dos no significan lo mismo. Nótese como el mismo fenómeno se da también en el caso de las manchas, ya que el siguiente argumento tampoco es válido:

3. Hay una mancha en mi playera.
4. Mi playera está en mi mochila.
Por lo tanto, hay una mancha en mi mochila.

También es sabido que lo mismo sucede en el caso de los dolores (Block 1983, aunque señala que la idea proviene de un viejo borrador que estaba escribiendo con Jerry Fodor, pero nunca publicaron):

5. Tengo un dolor en la mano izquierda.
6. Mi mano izquierda está en la bolsa de mi pantalón.
Por lo tanto, tengo un dolor en la bolsa de mi pantalón.

En un artículo muy reciente, Laurenz Casser y Henry Ian Schiller argumentan en contra de esta explicación a partir de considerar enunciados como los que siguen:

7. Hay un hoyo y una piedrita en mi zapato.
8. Mi mochila tiene una mancha y un celular.
9. Traigo el periódico y un dolor en la mano.

Según ellos, estos enunciados son perfectamente claros y no podrían serlo si “en” efectivamente fuera ambiguo como proponen, por ejemplo, Ned Block y Jerry Fodor.

A mí, sin embargo, este tipo de enunciados me suenan rarísimos. Para poner a prueba mi intuición le pedí su opinión a los usuarios de twitter. Varias personas estaban de acuerdo con Casser y Schiller en que enunciados de este tipo suenan bien, pero también hubo quienes eran de la opinión de Block y Fodor. Sin embargo, lo mas interesante fue la respuesta que recibí de Alejandro Vázquez del Mercado:

“Yo lo veo así… hay cosas que espontáneamente destacan como objetos, además de eso somos capaces de "ver" cualquier cosa como objeto (incluso un atributo no separable), pero no solemos hacerlo si no hay una razón para ello o un contexto donde sea útil. Por ejemplo, si estamos recolectando cartas firmadas y las metemos a una bolsa, sería natural decir que en la bolsa hay firmas, porque dado el contexto tiene sentido crear el objeto mental FIRMA para manipular simbólicamente, etc. Pero en las oraciones que dijiste no había un contexto así, entonces yo no había creado un objeto mental MANCHA, y las manchas por sí mismas no destacan suficiente para ser su propio objeto, entonces mi hipótesis es que por algo así me sonó incómodo.
Creo que Vázquez del Mercado tiene toda la razón y es una perspectiva que no he visto en el debate. Si no lo malinterpreto, debe haber contextos en los que los supuesto contra-ejemplos tipo Block-Fodor deben sonar bien, a saber, aquellos en los que es útil pensar a las manchas, dolores o hoyos como objetos. Por ejemplo, supongamos que un asesino, después de cometer su crimen, se quita la playera manchada de sangre y luego la guarda en una bolsa. Si luego, un detective encontrara la bolsa con la playera manchada dentro, tendría mucho sentido que hiciera la inferencia arriba mencionada y que le reportar su conclusión, digamos al equipo forense diciendo que, efectivamente, hay una mancha (de sangre) en la bolsa. Y podemos encontrar contextos similares para el resto de los presuntos contra-ejemplos.

A mí me llamó la atención el fenómeno porque llevo años intrigado por fenómenos de transmisión, es decir, cuando una propiedad se transfiere de un ente a otro. Los casos mas conocidos probablemente sean:

    La consecuenica lógica, que transfiere verdad entre proposiciones, y
    la causalidad, que transfiere existencia entre sucesos.
Pero la filosofía contemporánea está llena de ellos, por ejemplo:
    La deducción competente, que transfiere justificación y conocimiento entre creencias;
    la relación mereológica de ser parte de, que transfiere ubicación espacial entre objetos;
    las elecciones democráticas, que transfieren autoridad de los electores a su representante
    las emociones, que transfieren responsabilidad entre actos, y
    la fundamentalidad, que suele concebirse como transmisión de ser y/o existencia entre hechos.
En general, llamo fenómeno de transitividad cualquier sistema propiedad-relación tal que las siguientes implicaciones sean metafísicamente necesarias:

10. P(a)
11. R(a, b)
Por lo tanto, P(b)

En el debate sobre la ubicación temporal de hoyos, manchas y dolores parece asumirse que el "estar en" también transmite ubicación espacial, pero no es necesario tener un doctorado en lingüística para darse cuenta de que esta predicado se usa para expresar una gran variedad de relaciones espaciales, como estar dentro, sobre, ser parte de, etc. las cuales se relacionan entre sí de maneras complejas. Si algo está dentro de otra cosa no necesariamente esta dentro de aquello de lo que eso está dentro, sobre o es parte de, por ejemplo. Esto significa que no es suficiente mostrar que un argumento del tipo de los que aquí nos ocupan no es válido para concluir que los objetos relevantes no tienen ubicación espacial o no son objetos materiales.

Eso es lo que yo creo sucede en el caso de "mancha". Las manchas sí son objetos materiales con ubicación espacial (una mancha de sangre, por ejemplo, está hecha de sangre, que es una substancia material) aunque el argumento arriba mencionado sí comete una falacia de equivocación, sólo que la equivocación no es, como proponen Block y Fodor para los dolores, entre un sentido espacial de "estar en" y uno no espacial, sino entre dos sentidos espaciales distintos: En la primera premisa, (3), la mancha está sobre la playera, mientras que en la segunda premisa, (4), la playera esta dentro de la bolsa, y de esto claramente no se sigue la conclusión, a saber, que la mancha está sobre la bolsa. Nótese que si la conclusión hubiera sido (12), el argumento ya no sonaría claramente inválido.

3. Hay una mancha en mi playera.
4. Mi playera está en mi mochila.
Por lo tanto, hay una mancha dentro de mi mochila.

Y tal vez lo mismo pase con los hoyos y los dolores: Sí tienen ubicación espacial y al decir que están en un objeto expresamos cierta relación espacial que tienen con ellos, pero esta relación espacial tiene condiciones de transmisión específicas que no se satisfacen por cualquier relación que podamos expresar usando el predicado "estar en" algo. Me parece que es claro que se transmite por la relación de parte mereológica, como es de esperar de casi cualquier relación espacial, pero "estar en" no siempre expresa esta relación:

12. Hay un hoyo en la manga de mi playera.
13. La manga es parte de la playera.
Por lo tanto, hay un hoyo en mi playera.

12. Hay un hoyo en la manga de mi playera.
14#. La manga está en la playera.
Por lo tanto, hay un hoyo en mi playera.

15. Hay una mancha en la manga de mi playera.
13. La manga es parte de la playera.
Por lo tanto, hay una mancha en mi playera.

15. Hay una mancha en la manga de mi playera.
14#. La manga está en la playera.
Por lo tanto, hay una mancha en mi playera.

16. Tengo un dolor en la punta del dedo.
17. La punta es parte del dedo.
Por lo tanto, tengo un dolor en el dedo.

16. Tengo un dolor en la punta del dedo.
18. La punta está en el dedo.
Por lo tanto, tengo un dolor en el dedo.

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