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Mostrando las entradas de julio, 2018

Contextualismos No Tradicionales

No hay nada controvertido en señalar que las oraciones no expresan condiciones de verdad por sí mismas, sino solamente cuando son usadas en un contexto (por ello, llamado “contexto de emisión”). El mismo enunciado emitido en diferentes contextos puede expresar diferentes condiciones de verdad, mientras que las mismas condiciones de verdad pueden ser expresadas por diferentes enunciados en diferentes contextos. Si dos enunciados expresan siempre las mismas proposiciones cuando son emitidos en los mismos contextos, se dice que tienen el mismo carácter. Las condiciones de verdaderas son satisfechas o no – y el enunciado correspondiente es verdadero o falso – dependiendo de cómo es el mundo. Para que se satisfagan estas condiciones a veces es necesario que se den hechos en circunstancias o tiempos distintos a los de emisión. Por ejemplo, si hoy afirmo que “mañana lloverá”, el contexto de emisión es hoy, pero para que lo que afirmé sea verdadero es necesario que llueva mañana, no hoy.

Sensibilidad contextual mas allá de los deícticos

Los deícticos son ejemplos muy sencillos de expresiones sensibles al contexto pues su significado convencional nos sirve de una regla clara que nos dice cómo identificar su referente a partir de elementos fácilmente identificables del contexto: de quién habla, a quién se dirige, en qué momento, dónde lo hace y – para lidiar con demostrativos y otros deícticos impuros – las intenciones referenciales del hablante. Nótese que, como ha señalado Perry (1997) a excepción de estas intenciones referenciales, todos los otros elementos existen automáticamente cada vez que se emite un enunciado, en otras palabras, siempre que se emite un enunciado, lo hace alguien, dirigido   a alguien, en un momento y en un lugar determinados. A estos elementos se les conoce como el “ contexto estrecho ” de una emisión. Sin embargo, es claro que no todas las expresiones sensibles al contexto satisfacen estos dos constreñimientos. Algunas dependen del contexto de una manera que no puede expresarse en u

Dos historias

Cuando era muy pequeña, cada domingo, después de misa, a mi novia la llevaba su madre a visitar a sus abuelos, los cuales vivían solos en una pequeña casa de piedra y teja. Como no tenían electricidad, la casa era muy oscura y tétrica para mi novia. Además, le servían siempre de comer sopa y, al abuelo, caldo de pollo. Para cuando llegaban a la casa de los abuelos, mi novia estaba ya en el segundo berrinche. El primero, porque la llevaban a fuerza a misa, y el segundo porque la llevaban a fuerza a ver a los abuelos. No quería ni saludarlos. Cuando recién me mudé a los Estados Unidos, compartí departamento con una pianista que se especializaba en acompañar cantantes. Así me hice de dos muy buenas amigas que estudiaban ópera. De casualidad, ambas se llamaban "Amanda" (aunque a una de ellas le decíamos "Amy" y a la otra su hermana – pero sólo ella, por lo que yo sé – le decía “Mandy”). Compartí apartamento con una de ellas por unos meses. La otra, aunque terminó