¿Qué tan abstracta debe ser la filosofía?

Siempre he pensado que es fundamental para el avance de la filosofía el tratar los problemas filosóficas con el grado adecuado de generalidad. Desafortunadamente, no es raro encontrar dos o más grupos de investigadores trabajando de manera aislada lo que parecen ser dos problemas completamente diferentes, en lo que parecen ser dos áreas diferentes de la filosofía que, sin embargo, si uno hiciera abstracción de sus detalles, se daría pronto cuenta de que, en el fondo, son el mismo. O si no son el mismo problema general reapareciendo en diferentes áreas de la filosofía, por lo menos son problemas estructuralmente semejantes cuya similitud sea tal que “fácilmente se puede tomar prácticamente cualquier argumento del primer debate, cambiar algunos términos, adaptar los ejemplos y terminar con un argumento relevante para el segundo.” (Barceló 2012: 205). Adoptar una perspectiva más abstracta nos permite encontrar estas semejanzas y hacer este tipo de conexiones entre debates y discusiones que de otra manera parecerían disímiles. Es un desperdicio de recursos el volver a tratar los mismos problemas una y otra vez, con diferentes nombres, en diferentes áreas, en vez de aprovechar los avances que se han logrado en más de veinte siglos de investigación filosófica. Para evitarlo, es metodológicamente recomendable tratar de replantear los problemas de la manera más general y abstracta posible.

Esto no significa, sin embargo, que los problemas filosóficos sólamente deban plantearse con el máximo grado de generalidad siempre, ni que al final se deba dar el mismo tipo de respuesta a todos los problemas filosóficos del mismo tipo. Los argumentos que funcionen para dar cuenta de, por ejemplo, los hechos modales, puede que no funcione a la hora de tratar de dar cuenta de los hechos del pasado. La utilidad de adoptar una estrategia en un caso puede no traducirse en una ventaja similar en otros casos. Claramente puede haber detalles importantes que se puedan perder en la abstracción, y tan importante como es hacer el trabajo de buscar una formulación suficientemente abstracta para detectar rasgos estructurales importantes es el buscar aterrizar los argumentos y teorías en casos más concretos. Parafraseando a Immanuel Kant, las teorías y argumentos sin ejemplos  ilustrativos resultan vacíos, pero los ejemplos y estudios de caso sin teoría o argumento son igualmente estériles. Un argumento que parece claro y efectiva cuando se presenta en lo abstracto, puede enfrentar problemas irresolubles a la hora de aplicarse a un caso concreto. 

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