Representar es mas que producir representaciones
Para su trabajo de doctorado, si mal no la entienda, Mónica Livier defiende que una razón importante para afirmar que los modelos científicos no son meras representaciones es para resaltar el hecho de que la actividad de modelar no es un mero medio para producir modelos, donde lo valioso epistémicamente son los modelos y la actividad de modelar sólo tiene un valor instrumental y derivado. En realidad, el modelar no es una actividad dirigida a la producción de modelos, sino una práctica relativamente autónoma en la que los modelos son entidades cuya función epistémica, por lo menos en parte, consiste en su papel en la actividad de modelación. En otras palabras, aun si en algún momento del proceso de modelización el modelo desapareciera, ésto no invalidaría los efectos epistémicos del proceso. Esto no significa que el modelo, qua representación, no tenga valor epistémico independientemente del proceso de modelización, sino que también vice versa, el proceso de modelación también tiene valor epistémico independientemente del modelo resultante. Uno de mis estudiantes en mi seminario de representación científica va a trabajar un ejemplo de esto para su trabajo final. Su ejemplo es la producción de ilustraciones científicas, dónde el tipo de decisiones que tiene que tomar el dibujante – qué cosas incluir en el dibujo, cuales excluir, cuales remarcar, cuales apenas sugerir, etc. – no pueden sino estar informadas y, en muchos casos, informar la teorización sobre lo mismo que se está representando.
Alfonso Arroyo mencionó también dos ejemplo en la historia de la ciencia en los cuales lo importante no fue tanto la representación resultante, sino el proceso mismo de producirla: por un lado, los dibujos de neuronas de Santiago Ramon y Cajal (Sarah de Rijcke (2008) "Drawing into abstraction. Practices of observation and visualisation in the work of Santiago Ramón y Cajal", Interdisciplinary Science Reviews, 33:4, 287-311) y la postulación de cadenas laterales de Paul Ehrlich. En este último caso, según algunos historiadores, el hecho de que Ehrlich representará su teoría con diagramas como el siguiente, que parecen representaciones pictóricas pero no lo son, fue parte de la razón por la cual sus teorías fueron rechazadas por largo tiempo. En otras palabras, era claro para todos que las imágenes no estaban retratando nada que se viera así en la naturaleza, pero lo que no era claro para muchos es que Ehrlich no pretendía que sus imágenes retrataran nada que se viera así en la naturaleza.
Alfonso Arroyo mencionó también dos ejemplo en la historia de la ciencia en los cuales lo importante no fue tanto la representación resultante, sino el proceso mismo de producirla: por un lado, los dibujos de neuronas de Santiago Ramon y Cajal (Sarah de Rijcke (2008) "Drawing into abstraction. Practices of observation and visualisation in the work of Santiago Ramón y Cajal", Interdisciplinary Science Reviews, 33:4, 287-311) y la postulación de cadenas laterales de Paul Ehrlich. En este último caso, según algunos historiadores, el hecho de que Ehrlich representará su teoría con diagramas como el siguiente, que parecen representaciones pictóricas pero no lo son, fue parte de la razón por la cual sus teorías fueron rechazadas por largo tiempo. En otras palabras, era claro para todos que las imágenes no estaban retratando nada que se viera así en la naturaleza, pero lo que no era claro para muchos es que Ehrlich no pretendía que sus imágenes retrataran nada que se viera así en la naturaleza.
A este respecto, Ernest Witebsky (“Ehrlich's Side-Chain Theory In The Light Of Present Immunology", Annals of the New York Achademy of Sciences, Volume 59, Paul Ehrlich Centennial , 168–181) ecribió:
“Recuerdo que [Hans] Sachs [colaborador de Ehrlich por mas de veinte años] contaba cómo los visitantes solían llegar al Instituto de Ehrlich preguntándose si podían ver los receptores celulares bajo el microscopio. Tales preguntas siempre divertían y desesperaban a los colaboradores de Ehrlich porque los dibujos esquemáticos obviamente simbolizaban agrupaciones químicas de composición desconocida.” (Witebsky 1954 129)
En todos estos casos, lo importante no fue la imágen resultante, sino todo lo que sucede a su alrededor, tanto el tipo de decisiones necesarias para producirlas como la manera en que son interpretadas, reproducidas, etc.
Podemos encontrar ejemplos de esto también en la matemática. Según Kenneth Manders ("The Euclidean Diagram" (2008) en Paolo Mancosu (ed.), The Philosophy of Mathematical Practice. Oxford University Press. pp. 80–133), por ejemplo, es un error concentrarse en los diagramas de la Geometría Euclideana, en vez de el complejo y largo proceso histórico en el que éstos se desarrollaron. Según Manders, es en este proceso que se constituyo el fenómeno geométrico mismo. En otras palabras, y esto es algo que, por ejemplo, Marco Panza también sostiene, el dominio de (objetos y fenómenos que estudia) la Geometría Euclideana no existía previamente al desarrollo de la diagramática Euclidiana.
Podemos encontrar ejemplos de esto también en la matemática. Según Kenneth Manders ("The Euclidean Diagram" (2008) en Paolo Mancosu (ed.), The Philosophy of Mathematical Practice. Oxford University Press. pp. 80–133), por ejemplo, es un error concentrarse en los diagramas de la Geometría Euclideana, en vez de el complejo y largo proceso histórico en el que éstos se desarrollaron. Según Manders, es en este proceso que se constituyo el fenómeno geométrico mismo. En otras palabras, y esto es algo que, por ejemplo, Marco Panza también sostiene, el dominio de (objetos y fenómenos que estudia) la Geometría Euclideana no existía previamente al desarrollo de la diagramática Euclidiana.
En este respecto, los modelos no son los únicos tipo de representación que tienen esta propiedad. En general, para poder dibujar algo, uno necesita observarlo, no de una manera pasiva, sino analítica: pensando no sólo en cómo el objeto de hecho es sino como se nos aparece. Esta dinámica entre el objeto y nuestra concepción del objeto no puede sino tener efectos epistémicos, es decir, no puede sino aumentar nuestra concepción de aquello mismo que queremos representar.
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