Arte Abstracto y Representación Pictórica

No es raro en teorías de la representación en estética distinguir entre cuatro tipos de obras según si representan algo concreto u algo abstracto:
Tradicionalmente se ha pensado que una teoría pictórica de la representación sólo puede dar cuenta de la representación de entidades concretas pues para que haya semejanza debe haber apariencia y lo abstracto, por definición, no tiene apariencia sensorial.
Sin embargo, recientemente se han propuesto dos vías para dar una explicación unificada de los cuatro tipos de obras de arte: una, la que yo favorezco, es postular una teoría general de la representación, donde la versión pictórica sería un caso particular, y sí estaría restringida a la representación de lo concreto. La otra estrategia, que ha propuesto, por ejemplo, Miriam Albor es defender que la semejanza relevante para la representación pictórica es una semejanza de respuesta, es decir, para que una obra represente pictóricamente un objeto o situación, no es tan importante que la obra SEA similar a lo que representa, sino que produzca en el sujeto una experiencia semejante a la que produce el objeto representado. Bajo esta concepción de la representación pictórica, no hay razón para pensar que lo abstracto no podría representare pictóricamente.
Una propuesta como la de Albor tiene la ventaja de ser lo suficientemente flexible como para permitir desarrollar teorías pictóricas que van mas allá de lo visual, y puedan aplicarse también a la música pura – como lo hace la misma Dra. Albor – o a los perfumes – como lo hace actualmente Diego Moctezuma.

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