Qué aprendí durante el Congreso Iberoaméricano de Filosofía


  • Hay evidencia empírica muy fácil para la cual no necesitamos hacer experimentos, sino que basta nuestra reflexión y/o memoria (así lo hacen los lingüistas en sus juicios de gramaticalidad); hay hipótesis semánticas, sin embargo, para cuya evaluación sí necesitamos evidencia difícil de adquirir para la cual sí sería muy útil hacer experimentos.
  • Es un grave error llamar "intuiciones" a las  observaciones del comportamiento lingüístico que usamos como evidencia en filosofía del lenguaje.
  • Hoy es martes 19 de Junio, 2019, pero no es solo eso.
  • Para que una propiedad gradable D sea una de las dimensiones del predicado gradable P es necesario (y analítico) que dos objetos que solo difieran respecto al grado de D (no del tipo de D) difieran también respecto al grado de P en ese mismo sentido, es decir, entre más D, más P y vice versa. Por ello, seco/jugoso, aunque gradable y, prima facie, relevante para que muchos platillos sean sabrosos no es una dimensión de rico o sabroso, mientras que buena textura y buen sabor sí lo son. Esto se debe a que el que algo sea mas jugoso no lo hace automáticamente mas sabroso, mientras que el que algo tenga mejor textura sí lo hace automáticamente mas sabroso. Otro buen ejemplo es el precio, el cual tampoco es una dimensión de lo delicioso: puedes discutir si el vino barato puede ser delicioso, y esta discusión no será meta-lingüística sino genuinamente estética.
  • No te concentres en unos pocos casos difíciles, sino trata de definir un fenómeno suficientemente robusto.
  • Llamarlos pensamientos singulares es desafortunado porque hace parecer que sólo pueden ser sobre objetos singulares en el sentido ontológico, cuando en realidad su ‘singularidad’ es una característica cognitiva, que tiene que ver más con cómo se le presenta el contenido a quien lo piensa que qué tipo de objeto es el objeto de dicho pensamiento – y aquí otra vez el término “objeto” es muy desafortunado.
  • Lo que Klein (1980) llamaba "no-linearidad", ahora llamamos "multi-dimensionalidad", aunque este término ya lo usaba Wedin (1972).



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